O12.
Yoongi despertó al día siguiente con el cuerpo hecho mierda. Tenía demasiado sueño y la luz le seguía pegando directamente en la cara. ¿Por qué no había bajado las cortinas antes de dormir?
«Quizás porque en tu habitación no hay ventanas, pedazo de imbécil.»
Abrió los ojos lentamente al recordar eso, y miró hacia la pared. Efectivamente era una ventana, cosa que su en su cuarto no había porque originalmente era el ático (no pregunten).
Gruñendo se puso de pie y fue a bajar la cortina, sin darse cuenta de unas cuántas cosas...
Se acostó de nuevo haciendo a un lado la pierna de HoSeok y se volvió a arropar, pues como estaba desnudo y el cuarto de NamJoon tenía aire acondicionado no quería sentir frío.
Cerró los ojos y justo cuando estuvo a punto de dormirse otra vez...
—¿QUÉ MIERDA?
Se sentó en la cama de golpe y miró a HoSeok con los ojos muy abiertos. El chico había fruncido el ceño por su grito y se quejó entre dientes mientras se daba la vuelta, dejando a la vista en su nuca un montón de chupetones que JiMin le había hecho ayer.
Santo cielo. ¡Realmente había pasado! No fue un sueño extraño y húmedo, de verdad había participado en una orgía con su hermano y cuñado.
Diosito perdóname, pensó para sí mismo mientras se frotaba la cara con ambas manos.
Okay, okay. Calma, que no cunda el pánico. Ya era un poco tarde para arrepentirse o empezar a buscar excusas, y era seguro como la mierda que si daba signos de malestar, NamJoon lo patearía en el trasero.
Todo estaba bien, todo estaba bien.
Aparte... literalmente las cosas terminaron excelentes, según recordaba. Habían estado tan agotados por el perfecto orgasmo que se quedaron dormidos de inmediato. Seguramente NamJoon y JiMin los habían acomodado sobre la cama y limpiado para que pudieran dormir antes de irse a otra habitación.
Genial, NamJoon le había cambiado los pañales. Otra cosa vergonzosa para agregar a la lista.
—¡Buenos días! —exclamó el idiota mayor, pateando la puerta mientras accedía al cuarto con JiMin, este último con una bandeja llena de comida. NamJoon se sentó en la orilla de la cama y le miró con una sonrisa enorme en su rostro, lo cual era extraño para ser tan temprano—. ¿Qué tal, bello durmiente? ¿Cómo te sientes? —Yoongi abrió los labios, pero NamJoon no lo dejó responder—. Obviamente te sientes de lo mejor, después de todo ¡tuviste el mejor sexo de tu vida anoche! ¿No te sientes más animado, como si pudieras romper un ladrillo con la polla? —inquirió palmeando su espalda.
—Definitivamente adoras burlarte de mí, ¿verdad?
—Es mi pasatiempo favorito.
—¿Cómo te sientes, Yoongi? —preguntó JiMin esta vez con una dulce sonrisa.
Yoongi meditó un segundo antes de responder con sinceridad.
—Menos confundido que antes supongo —se encogió de hombros.
JiMin y NamJoon cruzaron miradas antes de que el menor le dijera algo a Yoongi.
—Estamos planeando salir hoy en la tarde, es fin de semana y la feria está abierta. ¿Por qué HoSeok y tú no nos acompañan?
Yoongi frunció el ceño, desconfiando de que eso fuera buena idea. Después de todo conocía a su hermano y cuñado; eran pegajosos en todos lados, sin importar si había gente mirando, así que si iban con ellos...
—Mhm, ¿Yoongi? —la somnolienta voz de HoSeok lo distrajo. Estaba frotándose un ojo y lo miraba.
—Buenos días, ¿cómo estás? —le preguntó suavemente.
—Bien —respondio haciendo ademán de sentarse, pero entonces—. ¡AGH! —Los tres se sobresaltaron por ese grito tan fuerte y lleno de dolor. Yoongi, preocupado, estuvo a punto de preguntarle qué sucedía, pero antes de hacerlo se dio cuenta de que la mano de HoSeok se sostenía el coxis, quedando medio recostado, como si no pudiera sentarse.
NamJoon soltó una risita baja. —No tan bien, al parecer.
JiMim lo miró mal, luego se acercó para dejar la bandeja en la cama. Aparte de comida había una caja de pastillas y un vaso con agua.
—Toma dos de estas, te sentirás mejor —le indicó, dándole una sonrisa—. Eso siempre pasa las primeras veces, no te preocupes.
HoSeok se sonrojó tanto que por poco parecía una manzana, pero no dijo nada y se limitó a tomar la pastilla bajo la atenta mirada de los tres.
Yoongi suspiró y tomó un pedazo de pan para comer, no muy seguro de cómo sentirse en ese momento.
—Estábamos diciéndole a Yoongi que más tarde iremos a la feria —comentó NamJoon, tomando a JiMin para sentarlo sobre sus piernas—. ¿Quieres ir cuando te sientas mejor, HoSeok?
—¿A la feria?
Yoongi no perdió la forma en que los ojos de HoSeok se iluminaban ante la invitación. No era secreto para nadie que el chico amaba los parques de diversiones, circos y cualquier cosa que se relacionara. Cuando era niño la familia de HoSeok se vio envuelta en muchas deudas monetarias, así que ni él ni JiHyun pudieron disfrutar de muchas cosas primordiales en la infancia, como juguetes, televisión o salidas a parques. No era de sorprenderse que ahora, estando grande y teniendo su propio dinero, HoSeok aprovechara cada oportunidad para ir y gastarlo en esas cosas, y que adorara pasar tiempo con los niños, razón por la cual había empezado a impartir clases con JiMin.
—Supongo que eso es un sí —dijo NamJoon, notando también la emoción en los ojos de HoSeok—. Les avisaremos cuando nos vayamos, por ahora procuren conversar o dormir otro rato, como quieran. Vamos, bebé —le dijo a JiMin. Ambos se pusieron de pie y salieron de la habitación, dejándolos solos.
Yoongi apoyó los codos sobre el colchón y bufó, un tanto inquieto.
—Si no quieres ir, está bien —dijo HoSeok de repente, notablemente cabizbajo. A lo mejor notó el desgano de Yoongi.
—Sí quiero ir.
—No tienes que mentirme.
—¿Quién miente? —bufó de nuevo—. Sólo me preocupa... NamJoon no es alguien que piense dos veces las cosas, entonces...
—NamJoon y JiMin son los que nos han ayudado hasta ahora, Yoongi... —replicó—. No creo que sea justo que dudemos de ellos a estas alturas.
Pasando saliva, Yoongi asintió, cediéndole la razón.
Por suerte HoSeok no estaba de malhumor, porque luego le dio una sonrisa tranquila y acercó un poco de fruta a la poca de Yoongi con el tenedor.
—Dí "aah" —indicó riendo.
Así hacías tú anoche, pensó Yoongi divertido, pero se tragó su comentario y aceptó el pedazo de kiwi que HoSeok le ofrecía. Comieron en silencio por un rato, y al terminar fueron a darse una ducha. Por separado, cabe mencionar, aunque Yoongi sí ayudó a HoSeok a caminar hasta el baño. El resto del día vieron televisión y conversaron sobre cosas triviales, hasta que se hizo la hora de arreglarse para ir a la feria. NamJoon y JiMin les prestaron ropa limpia y dijeron que los esperaban abajo.
Mientras se colocaba el pantalón, Yoongi pensaba en qué tan diferentes serían las cosas ahora que habían tenido sexo, ahora que literalmente habían dado el paso. Además, estaban a punto de ir a una cita con otra pareja gay.
En público...
Deja de pensar en eso, le reprochó su subconsciente. Después de todo la parte de sí mismo que se sentía avergonzado por ir a una cita con un hombre era mucho más pequeña que la parte que estaba orgulloso de todo lo que había pasado, y la parte que adoraba a HoSeok era muchísimo más grande. Yoongi no podía dejar que esas cosas lo avergonzaran ahora.
No. Él definitivamente no se iba a dejar avergonzar por eso ahora.
(♡)
La feria era como cualquier otra. Yoongi no iba muy seguido a ninguna de estas cosas porque en realidad sus padres los habían hecho asistir muchas veces cuando eran niños. Joder, estaba seguro de que su cumpleaños número quince fue en McDonald's, con globos y gorritos. NamJoon se había burlado de él tanto que Yoongi no quiso entrar a ningún sitio de comida rápida por meses. Tampoco les tenía tanto afecto a las ferias, a diferencia de su novio que parecía maravillado totalmente, aunque recién acabaran de comprar los tickets.
—¿A cuál quieres subir primero? —NamJoon le preguntó a JiMin, el cual miraba todos los juegos con atención.
—No lo sé, todos se ven divertidos —miró a HoSeok, quién mantenía los labios entreabiertos—. ¿A cuál quiere subir primero, HoSeok-ssi?
—Oh —dijo, saliendo de su ensoñación. Tras pensarlo un momento señaló la montaña rusa, la cual se veía incluso más alta de lo que Yoongi las recordaba—. A esa, luce genial.
—Uhm —NamJoon puso una mueca disconforme.
—¿Qué? ¿Le tienes miedo a las alturas y no estoy enterado? —Yoongi le codeó.
NamJoon lo mató con la mirada y le regresó el golpe.
—¿Miedo? En tus putos sueños. ¿No estarás TÚ asustado? No hemos subido a esta cosa desde hace años.
Yoongi bufó con gracia.
—Soy un adulto, Jungkook. No me dan miedo las montañas rusas.
(♡)
—Ya, Yoongi. Deja de llorar —HoSeok le decía con suavidad, palmeando su cabeza y sobándole la espalda mientras Yoongi gimoteaba del terror, incluso diez minutos después de haberse bajado de la montaña rusa.
—NamJoon, vamos. No es para tanto —De igual manera JiMin intentaba que su novio se soltara del poste, donde había permanecido aferrado desde que bajaron. Ambos debían parecer como si les hubiera aparecido un fantasma, con los rostros sombríos y temblando—. NamJoon, compórtate como un hombre adulto. Fue sólo una montaña rusa.
—Yo me comportaré como un hombre adulto cuando se me pegue la gana —respondió NamJoon tercamente, aferrándose más al poste sólo por llevarle la contraria a JiMin.
Este se puso las manos en las caderas y, molesto, dijo entre dientes. —Y yo que quería tener niños contigo. ¡Eres un bebé todavía! —exclamó eso último antes de irse en dirección a otro juego.
NamJoon tardó un momento en procesar aquello antes de, con una expresión el triple de horrorizada, bajarse del poste. Se mareó nuevamente, pero apurándose a recobrar el sentido de la orientación salió corriendo hacia JiMin, llamándolo y preguntándole qué quería decir.
Yoongi volvió a bufar mientras deshacía la posición fetal en la que había permanecido, mirándolos discutir a la distancia. HoSeok lo ayudó a ponerse de pie, pero ninguno dijo nada, probablemente se estaban preguntando si debían esperar a que solucionaran su problema o irse por otro lado.
—Jamás los había visto discutir —dijo HoSeok en voz baja. Yoongi lo miró con atención—. Es que... siempre se ven tan felices, y JiMin jamás se ha quejado de nada con respecto a NamJoon. Verlos enojarse por algo tan tonto es... extraño.
Yoongi pensó sobre eso. HoSeok tenía razón, jamás habían visto que NamJoon y JiMin pelearan, al menos no enserio. Eran demasiado cariñosos y no se molestaban en ocultarlo para nada, incluso si NamJoon era más sarcástico se le notaba el cambio con su novio al lado. Definitivamente no parecían tener problemas a simple vista.
—Supongo que son de los que discuten encerrados en una habitación y se reconcilian con sexo —comentó—. Sería ilógico que no tuvieran problemas, ninguna relación es tan perfecta.
HoSeok asintió, luego jugó con sus dedos un momento antes de recorrer el lugar con la vista, deteniéndose en un puesto donde se debía disparar a un pato para ganar un peluche.
—Mira eso —dijo con emoción, tirando su chaqueta para que Yoongi siguiera su dedo—. ¿No te trae recuerdos?
—¿Recuerdos?
—En la preparatoria una vez hicieron una feria por Halloween y tú te enamoraste de un cachorro que se parecía a Holly, pero no pudiste participar porque no cargábamos dinero, ¿recuerdas?
Alzando las cejas, asintió con la boca hecha una «o».
—Sí, fue un sueño frustrado —se rió abochornado.
HoSeok también se rió, aunque sólo por un segundo. Tomó su mano para guiarlo hasta el puesto de forma decidida, dejando en claro que quería jugar. El señor los miró con una sonrisa, misma que HoSeok le devolvió mientras sacaba su cartera para entregar el dinero que marcaba el letrero.
—¿Puedo jugar?
—Claro, tienes tres tiros. Si aciertas los tres podrás llevarte un peluche grande, de estos —señaló el estante donde efectivamente se encontraban dichos premios. Luego le entregó la escopeta de plástico a HoSeok, y este la sostuvo con firmeza—. Adelante.
—¿Estás seguro de que vas a tirar el dinero en esto? Probablemente esté arreglado y los patos tengan pegamento o algo —Yoongi le murmuró al oído.
—Sí, quiero intentarlo.
Sonó tan decidido al responder, que Yoongi supo que realmente quería hacerlo, por lo que no le quedó de otra más que apartarse y dejar que HoSeok lo intentara. Consideró que cosa debía comprarle si perdía. Después de todo, HoSeok era de esas personas que se frustran con facilidad cuando pierden, y si fallaba en esto...
TAK, TAK, TAK.
—Woah, felicidades, muchacho. Tienes muy buena puntería —dijo el hombre asombrado al ver caer los tres patos de un momento a otro. HoSeok le sonrió otra vez y entregó la escopeta, agradeciendo el cumplido—. ¿De qué quieres el peluche?
—Uhm, ¿no tiene uno de cachorro de por casualidad? —preguntó con los ojos iluminados.
—Por supuesto, déjame buscarlo.
Mientras el encargado buscaba el premio, HoSeok se giró para mirar a Yoongi, quién lo observaba intrigado. HoSeok se encogió de hombros.
—¿Qué?
—No sabía que tienes una buen puntería —dijo arqueando una ceja.
—Ah, bueno. Mi papá tenía muchas armas viejas en casa, y a veces cuando no teníamos comida nos llevaba a pescar. La cosa es... que como no había caña siempre teníamos que dispararles a los peces, así que aprendí por necesidad supongo —le explicó desinteresado, sonriendo de nuevo cuando el tipo volvió con el peluche. Yoongi lo miró fijamente recibirlo entre sus brazos; era del tamaño de su torso, blanco y con mucho pelaje falso. Adorable, ciertamente. HoSeok lo abrazó un rato, absolutamente encantado, pero posteriormente volvió hacia Yoongi y, dándole una sonrisa, se lo extendió. Cómo Yoongi no hizo ademán de recibirlo HoSeok le explicó de nuevo—. Quise ganarlo para ti, por aquella vez que no conseguiste intentarlo. Sé que no se parece a Holly, pero...
En el fondo de su mente, la imagen de un chico extendiendo un peluche hacia él con intenciones de regalárselo era algo rara, pero el corazón de Yoongi en esos momentos no podía hacerle caso a algo tan insignificante. No después de ser conmovido por el implícito relato de HoSeok, y que este se esforzara —relativamente— en conseguir ese peluche para él por un hecho de hace años que Yoongi ya ni siquiera recordaba con claridad. Era, sin lugar a la más mínima duda, el acto más tierno que había presenciado.
Se sintió completamente enamorado del hombre frente a él. Por sus intenciones honestas, por su sonrisa cariñosa y su fortaleza, porque una persona como HoSeok sólo podía describirse como una persona fuerte.
Y ahora, que por fin lo conocía en casa ámbito posible, desde el más superficial hasta el más íntimo... Sí, Yoongi podía decir que estaba completamente enamorado.
—¿Yoongi? —dijo HoSeok curioso, cuando él sólo se le quedó mirando con una sonrisa cruzando sus labios lentamente.
—HoSeok, te amo mucho.
Los ojos de HoSeok se abrieron demasiado, y sus brazos apretaron de más el peluche hasta el punto de ver cómo la cabeza crecía por el relleno atascándose. Él analizó a Yoongi por largos minutos, y Yoongi no se molestó en buscar algo más que decir. No quería arruinarlo, y honestamente no creía que hubieran palabras estrictas para ese momento. Nada más quería hacerle saber a HoSeok lo que sentía, pues no planeaba ocultarlo más.
—Tú... ¿Lo dices en serio? —titubeó, sus ojos se pusieron húmedos de repente.
—¡Hey! ¿Por qué...? ¡No llores! ¡Lo siento, no quería...! —Se disculpó de forma tonta, pues no entendía qué demonios había hecho mal ahora.
No obstante, HoSeok escondió el rostro en el peluche y negó con la cabeza lentamente.
—No es eso... Es que, estoy muy feliz de me digas eso, Yoongi.
—¿Feliz? —preguntó alzando las cejas.
—Sí —afirmó—. Pensé que nunca lo admitirías, ya que desde que despertaste no has querido hablar de lo de anoche. No eres de los que huyen, así que... Pensé que estabas arrepentido —admitió, su voz quebrándose—. Por eso estoy feliz de que me digas que me amas. Yo... no sé qué hacer ahora.
Sus palabras calaron hasta lo más hondo de su pecho, creando una mezcla de remordimiento por haberlo hecho sentir tan mal, acompañado de felicidad por el hecho de que su confesión remediara lo anterior.
Acercándose a HoSeok, Yoongi posó sus brazos alrededor de la cintura del chico, Sonriéndole cuando levantó la mirada. HoSeok se veía adorable con esos ojitos húmedos pero llenos de alegría, era una imagen sumamente dulce.
—Lamento haber sido un idiota todo este tiempo y hacerte sentir tan mal —dijo con toda la sinceridad que pudo, afianzó su agarre a la cintura de HoSeok para inclinarse y darle un beso esquimal—. Pero lo digo enserio. No me importa que seas un hombre, ya eso está de más —murmuró suavemente, para finalmente decir—. Yo te amo, Jung HoSeok.
—Yo también te amo, Yoongi —contestó HoSeok de inmediato, sonrojándose justo antes de que Yoongi baje en busca de sus labios para darle así, un tierno beso en medio de la feria, rodeados de un montón de personas que de seguro los mirarían con repulsión. Porque eran dos chicos besándose de forma descarada.
¿Y saben algo? Todos podían irse a la mierda. Porque en ese momento Yoongi sentía cómo por fin, después de tanto intentar batear a este lado, por fin había anotado su homerun.
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